lunes, 21 de enero de 2008

¡Viva la birra!

Ah…, la birra… “¡Viva la birra!” dijo la hermana de una amiga nuestra; “El champán de los pobres” -dijo una voz que hoy ya no recuerdo; “¡¿otra vez tomando esa bebida de pobres?!” –dijo una chica superescotada a un amigo nuestro; “la cerveza es continua sangre” –dijo acaso más atinadamente nuestro querido viejo, Bukowski. En fin, más allá de este collage de citas, lo cierto que esta noche –calurosa, para variar- en la que bebemos cerveza a dos manos; en la que nos perdemos para encontrarnos mejor con esa amante amarilla que siempre está pensando en partir. Amante peligrosa, a veces, que puede hacernos caer en la realidad si recordamos que nos ha sacado de tus brazos tu marido o el despertador, o que bien podría desconcertarnos en mitad del alba negando al porvenir, mezclados con desconocidos en una espumosa irrealidad de palabras. Pero eso la verdad no importa demasiado, nosotros, los niños bobos, optamos por esa página mojada, por esa suerte de apoteosis conversacional que sólo la cerveza puede otorgar: dos entradas para el cielo, dos palabras-contraseñas para un vínculo existencial: la birra. ¿Te va? ¿Te cabe?... De este modo, tapizamos nuestras paredes y efectuamos ataques a programáticas expectativas de los lights de siempre… somos niños que se empeñan en no crecer. Bebamos, entonces, es lo único que nos queda para paliar el calor brutal y la rutina atroz del sistema, para negarle su la lógica al deber ser, para bloquear al descompuesto burgués y sus tragos de colores, a sus burocracias que van desde la vestimenta hasta sus clichés cósmicos, a sus eufemismos de maricones. Nuestra negativa crece entonces, se erige como una patrulla absurda hacia sus modismos y lugares de distinción preestablecidos. Por tanto, niños bobos, los invitamos al precipicio…Encendamos un cigarrillo, destapemos una birra, y después hablamos, ¿les parece? ¡Que la pasen lo mejor posible!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario