A las 20:30 del día de hoy el centro de Posaá ya no mostraba su habitual ebullición de gente, sobre todo en el Cali sobre calle Córdoba. El fin de mes pega con todo, y los comerciantes están con los pelos de punta. La sensación de crisis y la falta de plata en la calle se extiende por toda la ciudad, y el temor de que todo estalle de repente se va metiendo bajo la piel de los posadeños. Dentro de poco las monedas no van a ser un problema, si la intención de compra y la posibilidad de largar algún billetillo.
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