El amor engendra monstruos, desata las mejores y las peores sensaciones humanas (según el caso) , deja un sabor dulce y amargo (según lo que depare el tema), y genera un mundo fantasioso en las solitarias y desesperadas mentes del colectivo suburbano. Lo más extremo de todo, es la idea de que el otro es un objeto del cual es posible apropiarse sea como sea con tal de satisfacer ese sentimiento egoísta que experimentan los estúpidos/as enamorados/as hasta la enfermedad. Y ya sin posibilidad de diálogo o razonamiento alguno solo se puede esperar lo peor. Cuando no median las palabras y no hay rastros de conciencia tiene lugar la hegemonía dictatorial de los sentimientos no correspondidos, de allí en más "sálvese quién pueda". El amor en sí es ese complejo sistema de sentimientos agridulces contruido frente al televisor, entre el cine y la televisión, una mezcla incomprensible de fantasía y realidad que transforma al otro en una mísera mercancía.
(Según nuestra fuente, lo del video ocurrió en Rotterdam, paises bajos, en noviembre de 2006 y pongámoslo así: un hombre de 35 años se abalanzó sobre su ex mujer de 22. Al tipo le dieron solamente 4 años en una institución psiquiátrica por esto)
(Según nuestra fuente, lo del video ocurrió en Rotterdam, paises bajos, en noviembre de 2006 y pongámoslo así: un hombre de 35 años se abalanzó sobre su ex mujer de 22. Al tipo le dieron solamente 4 años en una institución psiquiátrica por esto)
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