Entre tormentas repentinas, fresquete, cortes de luz y enjambres de mosquitos, estamos gestando lo que vendría a ser nuestro noveno hijo varón -tal vez la próxima nos salga nena-, y la octava oportunidad para compartir unidereccionalmente nuestra humilde visión impresa de las cosas. Otra ocasión para escapar del tedio de la ciudad de Posaá al menos por media hora. En esta edición la cosa viene variada, distendida, ocurrente, tal vez prejuiciosa (¿por qué no?), pero igual de boba. Por otro lado, el lunes vamos a la serigrafía a encargar las "veraniegas remeras" de el hijo bobo. Yacaré que se duerme...
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