Algo

Los ritmos semanales a veces complican demasiado la existencia y hasta hay quien disfrutaría de no existir, sin embargo seguimos existiendo y esperamos hacerlo por algún tiempo más aunque el tiempo pase y nos vayamos poniendo viejos. Los escenarios cambian, las modas cambian, la gente cambia, los amigos cambian, las relaciones cambian, y por pensarlo (o reflexionarlo) demasiado a veces no nos damos cuenta de que las cosas ya  no son las mismas, algo en lo profundo cambió, hubo un crack que movió el punto de encaje al carajo, una circunsancia cotidiana que de pronto te pega una trompada en la cara, justo en el mentón y sin estar preparado o esperándolo. Luego del knock out, con la sangre medio cuagulada en la boca seca, uno se dice "pero la puta che, que cagada", recoge sus porquerías del suelo y simplemente se aleja caminando despacio, prende un cigarrillo y se distrae pensando en todo eso que hizo en tiempo pasado (ya fue). Porque es así, las cosas pasan y van a seguir pasando siempre, lo preocupante sería que todo siga normalmente igual hasta  en el mínimo detalle y nada altere el equilibrio burgués del pequeño universo personal (a veces compartido a veces no). Y es que está bueno tener algo por qué lamentarse, algo que hicimos mal y que tal vez nunca podamos hacer mejor. Acordarse de Nietszche en estos momento ayuda mucho, repetirse "esta es mi vida... pues que vuelva a empezar" es catártico. Solamente hay una cosa que no cambia, que va a estar siempre en nosotros por más sofisticados y vanguardistas que podamos ser o parecer. Esa bobera nuestra de cada día, y esto jurado, no nos va a dejar nunca...