lunes, 9 de agosto de 2010

Darwin tenía razón

Los instintos egoístas y agresivos del hombre le garantizaron la supervivencia y la supremacía sobre las demás especies. Hoy, estos mismos instintos forman parte de su destrucción. Hawking asegura que la única opción que tiene el hombre para que la especie humana sobreviva es mudarse de planeta, es decir ir a hacer lo mismo o a seguir siendo humanos en otro mundo mundo que esté lo suficientemente conservado (o virgen mejor) para poder destruirlo. Aunque colonicemos el espacio, en el fondo siempre vamos a ser seres "primitivos" motorizados por la búsqueda del placer. He aquí la razón de nuestra existencia.

3 comentarios:

  1. ¡PLACER Y EXISTENCIA! ¡Eso es lo que siempre trato de explicar! Pero el resto de la humanidad se vuelca a la cultura, que inevitablemente nos aleja cada vez más de eso... El tema es complicado.
    No sé si Darwin tenía o no razón, parece que aportó algo a la biología, los que estuvieron un poco fuera de lugar fueron los darwinistas sociales...
    Porque fijate vos cómo, paradójicamente, para que vean que a pesar de todo la cultura también ayuda a salvar el pellejo de mucha gente, Hawking, un parapléjico, es decir, un tipo que lejos está de la "adaptación biológica" y seguramente hubiera perdido rotundamente en la competencia brava de "selección natural", nos dice qué hacer y cuándo con eso de la mudanza de planeta. Nos canta la justa sobre nuestro modo de vivir, el mismo modo de vivir que a él lo mantiene con vida. Porque si todos pudiéramos hacer lo del mono no existiría la cultura y Hawking estaría mirando crecer las flores desde abajo, con suerte.
    No es fácil. Cuesta confiar en un tipo que no puede tocar con placer un sapo, frotarlo y lamerlo cuando su reacción es una lectura apocalíptica de nuestra existencia, que bastante patética viene siendo. Prefiero pensar que todavía podemos animalizarnos, y si a los hawkings les asusta, le llevamos un sapito para ver si puede visualizar la cara de Dios.

    Un abrazo.

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  2. dado lo primitivo del hombre, me voy a buscar un sapo

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