lunes, 22 de noviembre de 2010

Bici(voladores)cletas

Las fotos fueron tomadas desde el fondo y no nos dieron ganas de ir más adelante para enfocar mejor y captar imágenes más de cerca. Ahora SI la breve crónica...

Entramos tarde, aunque temprano para el show de Bicicletas. La gente hacía colas para comprar los tickets que los llevarían a la refrescante cebada. El calor se sentía en el cuello de las remeras y los sobacos (por supuesto). Al costado Fado dibujaba y a un costadito no más el Hijo Bobo 9 se vendía como pan caliente (?). La mayoría de los presentes (impresión personal) probablemente no tenía idea de quiénes eran o qué tipo de música hacían los Bicicletas antes de estar ahí, amontonados con otros que boqueaban y movían sus cuerpos alcoholizados (y más) al ritmo de rock garagero de Mainumbis y el funck local de Los Pié.

En un deterinado momento, un loco que venía dando tumbos y golpeándose con la gente nos cruza como desencajado, y tambalenate se va hacia el fondo de donde vuelve con una cerveza que le duró muy poco. Se chocó con una mina y el baso de plástico se le fue a la mierda. Entonces medio lo reconocímos y con una mueca de intriga nos preguntamos caso al unísono, ¿ese no es el cantante? "No, se... en los videos parece más alto...", comentó alguno por ahí. Desde entonces lo vimos ir y venir, como perdido o desencajado, al igual que al guitarrista. ¿Será que van a poder tocar en ese estado?, preguntó otro incrédulo de la capacidad de los músicos de poder mantenerse de pie por más tiempo. Y el recital de "soporte" se hacía largo, largo.
Finalmente les llegó el turno a los bicicleteros y el bajista bajó (estaba en una piesita, arriba, la que se va por la escalera del costado derecho del club, como para ubicarnos un poco) a rescatar a sus colegas. Y subieron al escenario ante un público re pasado de hora y de alcohol, que muy a tono con la banda esperaba por una sobredosis de psicodelia. El pelado rasgaba la guitarra como si no terminara de entender dónde estaba y desde el fondo apóstabamos si se iba a caer o no en algún momento y si acaso podía tocar. Pero no se cayó, al contrario, se mantuvo de frente al público con la clara seguridad de un frontman que está más que acostumbrado a estar "pasado". Y entonces se vino la euforia y la locura frenética que contagia el estilo de Bicicletas, y el público (incluidos nosotros), como encimismado, no podía apartar la vista del escenario. Nos llevaron por delante, nos atropellaron. El domingo escuchamos todo el día Quemar (ahora si en versión original) y descubrimos que nos gusta más que antes.

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