miércoles, 28 de mayo de 2008

Dadaísmo

Harto de estar harto de la boludez diaria que nos rodea, con la bronca bailoteando en la punta de los labios y una protesta que ya, para esa hora del mediodía, era incapaz de materializase en lenguaje, me fui mascando la furia a casa. Cuando llegué, me puse a revisar algunos movientos artísticos revulsivos, de protesta....encontré un fragmento del manifiesto dadaista, de principios del siglo XX, y sus palabras siguen teniendo cierta fuerza, cierta improtan de inconformidad.... a ver que les parece:

«Los que están con nosotros conservan su libertad. No reconocemos ninguna teoría. (…) ¿Sirve el arte para amontonar dinero y acariciar los genitales de los burgueses? (…) He ahí un mundo vacilante que huye y he ahí, por otro lado, los hombres nuevos, rudos, cabalgando sobre sollozos. He ahí un mundo mutilado y los medicuchos literarios preocupados por mejorarlo. Yo les digo: no hay comienzo y nosotros no temblamos, no somos más sentimentales. Nosotros desgarramos como furioso viento la ropa interior de las nubes y de las plegarias y preparamos el gran espectáculo del desastre, el incendio, la descomposición. (…) Yo destruyo los cajones del cerebro y los de la organización social: desmoralizar por doquier, y arrojar la mano del cielo al infierno, los ojos del infierno al cielo, las glorias fecundas de un círculo universal en las potencias reales de la fantasía individual. Yo estoy en contra de todos los sistemas: el único sistema todavía aceptable es que no hay sistemas. La lógica siempre es falsa…la moral consume como todos los azotes de la inteligencia (…) Todo hombre debe gritar. Hay una gran tarea destructiva, negativa, por cumplir. La plenitud del individuo se afirma a continuación de un estado de locura (…); la protesta a puñetazos de todo ser entregado a una acción destructiva es Dada…; la abolición de toda jerarquía y de toda ecuación social de valores establecidos entre los siervos es Dada (…) Libertad: Dada, Dada, Dada, aullido de colores encrespados, encuentro de todos los contrarios y de todas las contradicciones, de todo motivo grotesco, de toda incoherencia: la vida.»

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