Hoy me tocó subir en uno de los colectivitos - dicesé de los taxis que levantan pasajeros en las paradas de ómnibus urbanos por un costo igual o un poco superior al del boleto- que circulan por la Av. Urquiza y el remisero se la pasó puteando todo el viaje por el contrabando de combustible y el trato preferencial que tienen los paraguayos en las estaciones de servicio. Comentó sobre un pasero que él conoce y que tiene el auto preparado con un montón de compartimentos extras para cargar la nafta. Estos autos, remarcó el taxista, "son una bómba molotov con ruedas", un chispaso y explota todo a la mierda. Imagínense lo que puede llegar a pasar si uno de estos autos choca. También contó que hasta las tradicionales paseras llevan combustible de acá para venderlo allá como si fuera un producto más. Que loco no. Lo que son los vaivenes de la economía, el vacío legal y la indiferencia disfrazada de supuestas regulaciones que no van a llegar hasta que se muera alguno. Muchos esperan que sea del lado paraguayo pero es casi seguro que va a pasar acá. Claro que siempre hay algunos pocos que se llenan los bolsillos de guita a costa del resto.
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