domingo, 25 de julio de 2010

Experiencia de domingo de lluvia

Noche fría y lluviosa de domingo. Tonolec tocaba a las 20hs en el Teatro de Prosa y no queríamos dejar pasar la oportunidad. No fuimos a Oberá en Cortos por problemas de organización  - igual editamos 10 bobos 8 con buena calidad de impresión- así que faltamos a la exposición de revistas y estuvimos acovachados tomando café al coñac el viernes y el sábado.
Tipo 18:30hs llegó el movil, nos enroscamos las bufandas y bajamos a trote por las escaleras. Caía esa llovizna fina y copiosa que moja impresionantemente. Tomamos la Lopez y Planes y en los parlantes sonaba la Bersuit. Recuerdo haber pensado "qué manera de ponernos a tono". Llegamos bastante temprano, el dúo había terminado de probar el sonido y de anunciar que la cosa comenzaba en un rato. Entonces recorrimos la muestra de (imitaciones de) dinosaurios, miramos los esqueletos, los modelos a escala, el campamento paleontológico y el asombroso gigantosaurio argentino. "Le pusieron bien el nombre", me dijeron y tardé unos segundos en caer. Con el frío funciono más lento. Muchos niños con sus padres cerreteaban y molestaban por ahí, algunas parejas aburridas en domingo de lluvia se distraían y distanciaban por un rato del otro por más que caminaran de tomadas de las manos. Completo el recorrido y aburridos de lo que ofrecía la muestra, nos acomodamos a la izquierda, en la tercera o cuarta fila de asientos a esperar el show. La luz del lugar permitía una visión completa del público: jubiladas/os, padres desesperados por entretener a sus hijos, parejas aburridas (como ya lo mencioné antes) y algo de gente del palo. La ansiedad, incrementada por el frío, había empezado a incomodar cuando las luces se apagaron y en Tonolec hizo su aparición en el escenario. Chalo llevaba un vestido corto y escotado y Diego un look Miranda. Arrancó el recital con el lugar repleto, y con el correr de las canciones la emoción provocada por las melodías de las voces y la electrónica, anudó algunas gargantas y erizó bellos por doquier. Los niños y niñas se re engancharon, bailaron y demandaron que el espectáculo fuera también para ellos. El "entretenimiento"  para todos duro algo más de una hora y el público aplaudió (aplaudimos todos) de pie al dúo chaqueño, que se mostró sumamente agradecido de habernos visitado. Nos nos quedamos para las fotos, no somos tan cholulos. Igual hubo alguna resistencia, "la proxima vez que los veamos van a estar en la tapar de la Rolling Stone y vos te vas con la cámara sin que nos saquemos una foto" fue una clara expresión de reclamo. Pero ya no importaba, estábamos en el estacionamiento. En el auto, de vuelta, acurrucados por el frío, los comentarios dieron cuenta de la impresionante experencia que, tal vez sin pretenderlo (tanto), nos habían regalado.

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