viernes, 27 de julio de 2007

“No es cuestión de dejar los postres”.

Según un estudio publicado en el New England Journal of Medicine, la genética no sería la única culpable de “nuestra gordura”. Esos “rollitos expansivos” y el incremento de “volumen cárnico” no se hallarían vinculados exclusivamente a una cuestión familiar que generalmente se carga sobre los hombros de los “gordos de los padres” o los “obesos de los abuelos”. El vacío de la soledad -que suele ser llenado con toneladas de comida chatarra, chocolate y helado-, o la adicción Internet –léase: largas horas de Counter Strike, Lineage o pornografía-, tampoco serían las únicas causantes de la obesidad.

Lo cierto es que la obesidad, como lo demuestran los investigadores norteamericanos, puede ser “contagiosa socialmente”, es decir, si los amigos o la familia engordan, existe la posibilidad de que uno también suba de peso. El mencionado estudio afirma que las posibilidades de que una persona se vuelva obesa se incrementan un 57% si un amigo engorda, 40% si un hermano aumenta de peso y 37% si lo hace el cónyuge. A raíz de esto, muchos médicos han comenzado a recomendar a sus pacientes, para cuidar su salud y mantener su peso, “no juntarse con gordos”, “distanciarse de la familia todo lo posible” o “abandonar a sus gordos/as esposos/as”. Es que ser delgado hoy en día no tiene nada que ver con dejar los postres sino simplemente saber con quién juntarse.

Por otro lado, muchos televidentes dejarían de mirar “Cuestión de Peso” por miedo a que el mirar “gordos y gordas” en la tele pueda causar obesidad. A su vez, Jorge Hané, el creador del Reduce Fat Fast, habría presentado una demanda contra el Instituto Nacional de Geriatría –quien financiara el estudio- por arruinarle el negocio, ya que en lugar de tomar unas pastillas para bajar de peso, las personas simplemente se alejarían de los gordos.

Según aseguran los expertos, en Misiones, el miedo a “contagiarse de gordura” a reemplazado al miedo de contagiarse la gripe aviar, el sida, el dengue o la leishmaniasis. La obsesión de los misioneros por cuidar su figura, el verse bien y ser sexualmente atractivos, habría incrementado los índices de discriminación sobre los supuestamente alegres “gorditos y gorditas”. Las excusas como “mi mamá no me deja que me junte con vos porque estás obeso”, “me independizo y me voy a Paraguay… manga de gordos” o “el médico me recomendó que te deje por la flaca de mi amante”, serían cada vez más comunes para evitar llegar a una situación de sobre peso que ponga en jaque la salud.

Fuentes locales informaron que Chiti Madeler, ante la posibilidad de ser contagiada por alguna clienta, optó por no concurrir a su negocio ubicado sobre la calle San Lorenzo de la Cuidad de Posadas. Para los renovadores “ahora las cosas están más claras”, y el alejamiento del primer mandatario de la provincia del senador Maurice Cross ya no sería un misterio.

Por su parte, los sociólogos aseguran que el miedo a contagiarse de gordura pone en riesgo la reproducción social, en tanto genera una tendencia al aislamiento y la búsqueda encarnizada de “flaquitas” y “delgados” en un “mundo de gordos” adictos a la Coca Cola y las hamburguesas.

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