jueves, 23 de agosto de 2007

Chango Spasiuk en el casino de Posadas 19/08/07


Musiquero de mis pagos.

El lugar estaba repleto, como una kermese después de la buena cosecha o un casamiento en la chacra. El casino tenía sus mesa, pasillos y rincones ocupados por familias, parejas, jóvenes y prensa que se habían hecho cita para ver en vivo a un embajador cultural local que cada tanto vuelve, que pronto tiene que volver a viajar con su música por otros rincones del mundo; pero que siempre está presente en esta tierra: el Chango Spasiuk y su magia.
Después de varios años sin tocar en la capital misionera, el apostoleño más famoso bindó durante dos horas y cuarto una presentación casi integral de “Tarefero de mis pagos”, su último disco. La ovación fue constante, pero se hizo mayor para los ya clásicos “Mi pueblo, mi casa, la soledad” y “Escenas de la vida en el borde”.
También hubieron homenajes para algunos de las grandes maestros; el “Taita” Cocomarola (a través de fragmentos de “Kilómetro 11” y “El Toro”) y para el mismísimo Astor Piazolla, una influencia heredada en la actitud musical libertaria de Spasiuk.
El staff musical estaba compuesto (además del acordeón protagonista) por un guitarrista misionero, junto a un violinista cordobés, la voz y la percusión de Buenos Aires y el violoncello a cargo de una rubia holandesa. Es decir, la difusión del arte autóctono no pasa por la mera propagación del sonido, sino también por el involucramiento (y consiguiente enamoramiento) de músicos foráneos con él. Más que afinación, afilación es la palabra indicada para describir el modus operandi del sexteto, hablándose todo el tiempo a través del universal código de las miradas.
La cátedra también la dio el Chango hablando durante una pausa sobre qué significa la música para él, retratando, a través de citas de Yupanqui, una especie de más allá, de alimento intangible pero imprescindible.
A la larga, las canciones iban generando un estado ciclotímico, entre la melancolía (casi como esa saudade de Vinicius de Moraes) y la euforia (digna del sapucay) cuando el acordeón y la percusión comenzaban a cabalgar y a levantar una polvareda invisible. Los gestos de satisfacción, tanto entre la calma como en el éxtasis, del maestro de la mini-orquestra daban fe la compenetración del conjunto con su ejecución, cual cuestión de vida o muerte.
Como con todo artista popular, hubo pedido de bises para el cierre; y los seis músicos “amagaron” con irse del escenario, pero el cariño de la gente fue magnético; así que volvieron para regalar dos canciones más.
Y parece que el Chango no mentía; porque todos salían del recinto con cierta expresión de placidez, como si recién se hubieran terminado un banquete a luz de velas.

Christian Giménez.






sábado, 11 de agosto de 2007

Día negro: adiós a Fontanarrosa.

Tan triste como ver al gordo Casero anunciando que se terminaba Cha-Cha-Cha. Así de triste era ver al hijo (el calco del padre) del Negro al lado del cajón; y pegados a la pantalla medio centenar de boludos que nos agarraba un nosequé, como cuando Mafalda no sabe cómo meterse esa curita pal’ alma.
Ya lo veo a Boogie cabizbajo, con el pucho en la boca susurrando abrazado al gaucho terceromundista: “¡Oh, Boogie, eres un blando! ¡Aún te hace llorar la muerte de los amigos!”

jueves, 9 de agosto de 2007

Nueva publicación posadeña: Ala Ita! Así dicen por aca...




En esta ocación estamos presentando una publicación nueva, innovadora y sumamente interesante, que busca ganarse un lugar en el escenario local posadeño.

Ala Íta! encara como propuesta la creación de un espacio de interacción colectiva a nivel organizacional. Fundaciones, Asociaciones civiles, ONGs, Cooperativas, distintos tipos de Organizaciones Sociales, Proyectos culturales y sociales, Escuelas, Colegios, y Centros Culturales, encuentran un lugar donde dar a conocer sus experiencias, publicar los trabajos que vienen realizando y compartir sus realidades. En este sentido, Ala Íta!, como señalan sus editores, es "un lugar de encuentro donde podamos estrechar las manos".

"Conocer las experiencias de unos, sus situaciones, sus problemáticas y, quizás las diferentes maneras de afrontarlas, permite que otros aprendan de ellas busquen nuevas soluciones a sus propias dificultades. Es por eso que Ala Íta cree beneficioso y necesario compartir, para intercambiar, parar relatar vivencias." (Editorial, pág. 3)

Mucho se habla actualmente a nivel político-social acerca de la necesidad de generar espacios de integración que articulen el trabajo de las organizaciones sociales en post del desarrollo con inclusión social, pero lo cierto es que desde el gobierno se hace poco y nada para facilitar este proceso. Sin embargo, estas organizaciones -particularmente las ONGs- han asumido roles que el Estado Argentino, en su ímpetu de ajuste neoliberal y supuesta descentralización, ha delegado de manera forzosa a los gobiernos locales, que en la mayoría de los casos han sido incapaces de satisfacer las necesidades y demandas de la población en situación de vulnerabilidad social o simplemente se han desentendido de ello.

Con una tirada de 1000 ejemplares y distribución gratuita, Ala Íta espera ir sumando "manos y voces" a su propuesta y desde ya invita a "todos los grupos de personas que trabajan desinteresadamente por nuestra región, a los luchadores solidarios que se reúnen para reivindicar la dignidad de todos", a que se contacten, participen y colaboren con sus experiencias, y de este modo contribuyan en la construcción de este espacio, que al final de cuentas es un espacio de todos.


Interesados y potenciales colaboradores: grupomandua@gmail.com




martes, 7 de agosto de 2007

APLANANDO EL FRÍO

Divididos. Expo Yerba. Apóstoles. 04/08/07.


La estrategia de los organizadores logró su cometido: estampar a Ricardo Mollo por todos lados (por encima de los carteles de más de un candidato fantasma) y dejar que el boca a boca haga el resto: “Viene divididos a Apóstoles”. Y como era de esperarse la buena nueva circuló como una línea de pólvora encendida. La capital de la Yerba se vio invadida desde tempranas horas del sábado por miles de jóvenes de los más diversos rincones de Misiones.
El inicio del show fue demoledor: “Sucio y desprolijo” el cover del desaparecido Norberto “Carpo” Napolitano para el “Pappo y amigos”, fogueó el tinglado de la Expo Yerba. Se habrá escuchado hasta las casonas de los “reyes del oro verde” que viven en las cuatro puntas de la ciudad.
El concepto de power trío se llevó a la práctica y sin vueltas: Ricardo Mollo frontman y guitarra (cada día cantando mejor), Diego Arnedo con su cátedra itinerante de bajo y su bizarro humor porteño y Catriel Ciavarella aportando desde la batería una fuerza casi Ledzeppiana a los clásicos de “La Aplanadora”.
La idea, simple y efectiva: palo y a la bolsa. Nada de coqueteo folklórico (no estuvo el local, Chango Spaciuck) ni mucha balada (sólo dos para las cuales Mollo tocó sentado, “Como un cuento” y “Spaghetti del Rock”); la estrategia fue salir al escenario con toda la artillería pesada de estos 17 años de trayectoria (y el historial por detrás). Así se sucedieron las pogueantes “Alma de budín”, “Azulejo”, “Casi estatua” y “Paisano de Hurlingham” entre otras, dejando sin aliento al multitudinario público.
La catarata de hits no dejó afuera a ninguna época ni disco, pero predominaron las canciones de “Acariciando lo áspero” y “Narigón del siglo”, con mucho Funk, algunos arreglos bordeando al Jazz y la influencia de Hendrix en el pedal.
Como era inevitable, el fantasma estaba ahí, como siempre. A veinte años de su muerte, aún sigue apareciendo, ya sea en la remera arrojada a Arnedo y colocada como fondo por éste sobre un bafle o en las festejadas “Rubia Tarada” (acoplada a “¿Qué tal?”) y “Nextweek”, resucitando al pelado una vez más, al menos por un rato de rapto onírico.
El guitarrista paró varias veces el show para pedir que los chicos de adelante se pusieran “tranqui”, pero la bestialidad del pogo y de los de seguridad (como muchas veces ocurre en el Rock Argentino) fue más persistente y Mollo terminó bajándose del escenario en un momento a calmar los ánimos.
El cierre fue con una casi punk “Rock de Rasputín” y las cuerdas de la guitarra siendo obsequiadas a la masa, después de dos horas puntuales de ininterrumpido show con un sonido impecable.
La mini re-inyección económica que estos eventos generan para el pueblo, ya sea en el mínimo consumo gastronómico o en el aumento de ventas de los comercios, señalan la viabilidad emocional y material de ellos. Ojalá que otras autoridades y entes públicos o privados de la provincia lo tengan en cuenta. Ojalá que se repita, y que salgamos ganando todos otra vez.


Christian Giménez.

viernes, 3 de agosto de 2007

Fanzines, comunicación alternativa


Viernes 27 de julio de 2007

:: Se trata de publicaciones gráficas urbanas que se autogestionan. En Misiones esta propuesta se remonta a la década de los 80 y actualmente se caracterizan por la hibridación de formatos, circulación y temáticas
Posadas. En Misiones existen diversas propuestas comunicativas gráficas autosustentadas por diferentes grupos. Imposible etiquetarlas en un solo formato. Si embargo, una matriz de origen que las define, por oposición, por semejanza, por ámbitos de circulación, agendas temáticas, estéticas, es sin dudas, el fanzine, que es la conntracción entre “fanáticos” y “magazines”. Se trata de una propuesta gráfica, artesanal, no comercial y urbana que posibilitó en sus orígenes el ejercicio del derecho a la comunicación a numerosas tribus urbanas juveniles vinculadas a la cultura del rock, excluídas por los grandes medios.
En la provincia, este tipo de propuestas se remontan a la década del 80 con diferentes temáticas, periodicidad y formatos. Sólo por mencionar algunas en el circuito no convencional y/o en internet (algunas tienen su versión digital) hoy pueden visibilizarse propuestas tales como: “la Resistencia”, “Kaótica”, “El Hijo Bobo”, “Identidad Urbana”; “Cocú”, “Desertores”, “D.E.M”, “Fa, Yopará”, entre muchas otras que dialogan entre sí.

“El fanzine es un medio (camino sinuoso), una táctica (en un campo de batalla desventajoso) una alternativa (como sujeto pero no como adjetivo) de tratar de participar y dialogar en el espacio público a través de materiales y formatos simples tratando de abordar una realidad compleja”, dicen los editores del “Hijo Bobo”, que está en este circuito hace seis meses. “Es una de las reincidentes opciones de los jóvenes (específicamente en los ambientes urbanos) de lograr un canal de expresión ante la negativa de los grandes medios de comunicación de otorgarles espacios de expresión. La única opción (además de ser cooptado por el conformismo y los condicionamientos empresariales) es generar por cuenta propia nuevas opciones comunicativas; con muchas carencias, pero menos restricciones”, agregaron.

La autosustentabilidad de los fanzines y la continuidad en el tiempo depende de diversas variables, según ellos mismos explican: los fondos que puedan poner nuestros padres; la publicidad del quiosco de la esquina o de entes gubernamentales y no gubernamentales, de la venta, de las donaciones, de que tengamos trabajo, entre otras muchas modalidades de financiación. Los precios de publicaciones las que optan por venderlas. La diversidad de la autosustentabilidad no es la única. Diversas también son las temáticas que abordan en cada número y los formatos y diseños que adquieren cada una de las propuestas. Por ejemplo: cultura urbana, rock de circuito no convencional, las problemáticas sociales, socioambientales, la historia, la política, el absurdo, la poesía, el erotismo, la memoria, las cuestiones de género, la vida cotidiana, pública y privada.

(Nota publicada en el diario "El Territorio" del día viernes 27 de julio de 2007, también disponible en su versión digital en: http://www.territoriodigital.com/nota.aspx?c=6965044806584115&r=1)
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