CK: una candidata "cosmo"

C. K. es una candidata posmoderna, no es ninguna novedad, todos lo sabemos. Sin embargo a veces nos preguntamos: ¿Quién es esa extraña mezcla de Moria Casán y el chavo Fucks? ¿Quién es ese caudillo, es decir, ese Facundo Quiroga del discurso con trajes Armani y súper-botox en diversas partes de su cuerpo? ¿Quién será aquella silicona andante? ¿Quién es ese personaje mitad hembra en celo, mitad compadrito de San Telmo que nos arenga desde el estrado? ¡Por favor háblennos! Habermas, García Canclini, Appadurai, Homi Bhabha, y otros de cuyo nombre hoy no puedo acordarme, de ese universalismo, de ese cosmopolitismo que lleva a esa mujer a hacer campaña por Nueva York. Hablen por nosotros ya que somos tan periféricos que no podemos siquiera pensar nuestra realidad sin marcos teóricos exógenos. No podemos pensar, piensen por nosotros, por favor. Bueno, se ve que los dioses están furiosos así que arriesguémonos nosotros. Hemos perdido nuestra fe ciega. A ver: indaguemos un poco más en toda esa maraña de capitales extranjeros. Las preguntas son evidentes: ¿Qué diferencia hay entre el jurado de bailando por un sueño y la candidata number one de la Argentina? ¿Cuáles es el poder social que inviste de un poder tal que hace a los beneficiados hegemónicos incapaces de censurar hechos tan degradantes como acelerar una cuatro por cuatro y pisar a manifestantes o jamás de los jamases ocuparse de los yerbateros o frenar valijas cargadas de sobornos? ¿Cuáles son los mecanismos que hacen que mientras las protestas y el descontento se aglutinan en todas partes los enanos malacostumbrados y las viejas siliconadas se esconden y no dan nunca respuestas sustantivas? Y siguiendo la misma directriz: ¿Son dignos hijos del banco mundial con un discurso de choripán? Seguro. Esa es la estrategia del poder hegemónico argentino: atacar, atacar y atacar, callar y no brindar soluciones. En este sentido: ¿Hay diferencia alguna en sus alegatos con los de Silvia Süller? Ninguna. La vaciedad misma de coherencia nos asedia, en su hora de torpes están depredando todo un continente. En este otro sentido: no hay ninguna diferencia entre ellos y nuestra malhablada Britney Spears; ambos tienen sendos sus whyskies en sus manos y creen manejar un hijo bobo. Qué madre preferimos, esa parece ser nuestra pregunta y nuestra única elección posible. Sobre todo para nosotros, misioneritos apestados de leyes de lemas. ¿Tenemos la respuesta o no?