Acá duerme el Hijo Bobo. No, en la cama no. A los pies, en el montón de ropas sucias al lado de la estufa, y bueno es que no nos alcanza para darle algo mejor. Esto de la inflación nos tiene mal y las ventas tampoco anduvieron muy bien -¿no será que Fito nos está timando?-. Él igual no se queja, es feliz en su cuchita roñosa.
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