Estas fechas son importantes para nosotros no por tratarse de la pagana navidad o el fin de año de mierda, sino porque el Hijo Bobo nació por estas épocas hace ya dos años.
En plena plaza San Martín, ante las bolas del caballo de bronce, pensamos que sería bueno tener un hijo bobo que nos permitiera exteriorizar –si bien siempre estuvo exteriorizada- la bobera posadeña-misionera que masticamos desde hace tantos años. Y que mejor fecha que la navidad para tener un hijo –si esperábamos un poco más nacía el 25 ¡que tal el nuevo mesías!- que no entiende las cosas de la misma forma que lo entiende todo el mundo, que tiene ganas de putear libremente pero con fundamentos infundados ¿Por qué? Porque es bobo, simplemente por eso.
Así que hoy, 24 de diciembre, con dos añitos recién cumplidos, queremos mandar a la mierda los balances de fin de año, la melancolía pelotuda y el sinceramiento idiota, la sensación maldita de satisfacción por lo hecho, las deudas en rojo y los compromisos vencidos, las mentiras dichas como promesas absurdas, y la fucking rememorización de años pasados.
En plena plaza San Martín, ante las bolas del caballo de bronce, pensamos que sería bueno tener un hijo bobo que nos permitiera exteriorizar –si bien siempre estuvo exteriorizada- la bobera posadeña-misionera que masticamos desde hace tantos años. Y que mejor fecha que la navidad para tener un hijo –si esperábamos un poco más nacía el 25 ¡que tal el nuevo mesías!- que no entiende las cosas de la misma forma que lo entiende todo el mundo, que tiene ganas de putear libremente pero con fundamentos infundados ¿Por qué? Porque es bobo, simplemente por eso.
Así que hoy, 24 de diciembre, con dos añitos recién cumplidos, queremos mandar a la mierda los balances de fin de año, la melancolía pelotuda y el sinceramiento idiota, la sensación maldita de satisfacción por lo hecho, las deudas en rojo y los compromisos vencidos, las mentiras dichas como promesas absurdas, y la fucking rememorización de años pasados.
Y porque todo tiempo pasado no siempre fue mejor, y las reminiscencias carcomen la conciencia que se achica con el alcohol y el pan dulce, mientras que el bocado se resbala por la garganta de lata, solo resta a esta altura de la vida poder tocarle el culo a la navidad y cogerse de cuatro al año nuevo… Ahora si, ¿felices fiestas?
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