Los domingos suelen pegar distinto que los otros días. Son como una invitación a la retrospectiva, a la rememoración y el renacimiento de viejas reminiscencias. A veces pasan igual que nada, es decir, no nos damos cuenta que se termina el fin de semana y que hay que volver a hacer todas esas cosas que hacemos durante la semana, y que algunos llamamos trabajo. Pero otras, como hoy, el domingo clava sus garras de desahucio y se come las horas de nuestras vidas, y es cuando las neuronas nos traicionan que quebramos nuestra racionalidad extrema para pasarnos al lado de las querellas del espíritu. Marzo pesa y se hace demasiado largo. Así que para levantar un poco este domingo que se va a la mierda, algo de punk rock uruguayo de la mano de Trosky Vengarán.
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