El miedo a la soledad y la estupidez coerciva del enamoramiento nos suelen llevar a cometer actos de los que después nos arrepentimos, decisiones que acarrean acciones desesperadas y egoístas que buscan revalidar y reivindicar el amor propio. A lo mejor es puro amor y nada más, de esos que nadie sabe a ciencia cierta si existen en realidad, tampoco hay que ser tan prejuiciosos...
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