El año no comienza hasta que empiezan las clases. Recién ahí nos damos cuenta de que todo vuelve otra vez. El colectivo lleno de pendejos y pendejas con sus poses estudiantiles, los golpes con las mochilotas, las veredas repletas de guardapolvos y uniformes escolares, las librerías atestadas de madres desesperadas – no es que sea machista pero sigue siendo la realidad por más que estemos en el siglo XXI- tratando de comprar todo lo que figura en la lista que le dieron en la escuela. Un buen negocio para las librerías.Atrás quedaron las vacaciones, los días en la pileta, las arenas de las playas, la frescura del arroyo, la belleza de los saltos, quedarse hasta el medio día en la cama, las cervezas a cualquier hora los días de intenso calor, la irresponsabilidad, la literatura, las conversaciones de verano y las chicas en bikini. Es imposible no sentir cierta melancolía al pensar que todo eso quedó en un pasado reciente. El anhelo de esa sensación de libertad temporal, falsa pero disfrutable hasta la inconsciencia.
El 2008 ya esta comiéndonos los pies, y en algún momento nos llegará a la altura de las bolas. Para entonces, estaremos a mitad de camino para el hartazgo que estallará otra vez en el verano siguiente. Y la vida termina siendo así no mas, sin otra opción que resignarnos al eterno retorno de la rutina de la vida, que aunque no es igual siempre termina siendo lo mismo.
P/D: Aprovechen el sábado chicuelos que el lunes van a estar de vuelta en su amada escuela…
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