lunes, 28 de julio de 2008

Kill Buffalo Bill













La primer edición del Festival From Hell se llevó a cabo el viernes 25 en la casa Paraguaya con el éxito esperado para dicho evento. Es decir; fueron sólo los allegados, los amigos del sonido extremo (no se esperaba una concurrencia masiva), los cuales disfrutaron de un show de primer nivel, más allá de los baches técnicos nuestros de cada fin de semana.
Musgo, el dúo de Hip-Hop con bases programadas comenzó la jornada, con sus composiciones enfocadas en la crítica social a través del arte de la rima callejera por casi una hora.
Luego, los anfitriones de la noche, Kuria Muria dieron un extenso set demostrando su actual evolución sonora (empezaron a tocar hace una década haciendo Rap, luego, pasaron por el Hardcore y el New Metal) ligada al Stoner Rock. Los Kuria, confirmaron de que la obtención del primer lugar en el concurso de bandas misioneras organizado por el IPLyC hace unos años no fue mera casualidad ni acomodo, sino que fue meritorio.
El plato, Buffalo, fuerte de la noche se hizo esperar para hacer sacudir cabezas a puro headbanging (esa remisión a rituales paganos tan propia del metal en todas sus variantes) por casi 120 minutos. El power trío (Pastor, Xon y Genazzi) subió al improvisado palco y desde el inicio cautivó al público. Ante la apatía típica de los concurrentes vernáculos, como una especie de lobo invitando a caperucita, Xon (bajista y vocalista) arengó a que la gente se acercará más a los músicos, “para escuchar mejor”. Lo que siguió fue una intenso recorrido por la discografía de la banda porteña, desde su primer disco “Temporada de Huracanes”, luego por “Karma” e incluso algunos adelantos de su nuevo material, “30 Días de Oscuridad”. “Matenlos a todos” parecía ser la consigna, como en la traducción y disco homenaje criollo (en el cual participaron) de la génesis de Metallica. Es innegable vincular al frontman, Sergio “Pastor” (guitarra y voz), con su pasado en los consagrado Natas. Buffalo huele a rock crudo setentoso. Pero no sólo eso, también hubieron momentos en los cuales la banda se animó a comprobar la influencia de ZZ Top y ejecutar unos blueses duros y dulces. Para el final, el grupo parecía querer sonar aún más fuerte, hecho que no fue acompañado por los equipos, dejando al sonido a medio camino. Sin embargo, a esa altura, Buffalo había pasado la prueba de calidad. No era sólo ruido. Era música, y de la buena.

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