La economía quebrada, evidentemente, me llevó a cortar internet (cae la bolsa de wall strett o mi bolsa siempre está caída, no importa, en realidad.). La cuestión e que recibí 200 llamadas de los susodichos (fibertel) indagano por qué motivo habíamos cortado el servicio. Cuando una empresa se preocupa de este modo, hay algo de sospechoso detrás de todo esto. En efecto, me ofrecieron tanta ofertas para volver a conectarme, que parecía una tienducha de malamuerte, de regateo encarnaceno, creo que hasta me ofrecieron pagarme ellos por los próximos seis meses, un absurdo. Evidentemente, nos están robando a dos manos. Más allá de la molestia de atender el teléfono a cualquier hora (esa gente parece no dormir, si todavía se puede llamar gente), lo que más molesta es el capitalismo perverso que ejercen: te cobran un sobreprecio (más bien a los incautos de siempre) que se puede bajar hasta más no poder... la idea es mantenerte en la red cibernética para crear la necesidad; y, por otro lado, la idea es que pagués muchísimo más de lo que el servicio vale. Hay multas y leyes para todo, pero no las hay para las multinacionales ni para defener al consumidor (la justicia es implacable con los que no tienen guita, no?). Siempre me pregunto si dejáramos de usar celulares, de mirar televisión y navegar en internet qué pasaría. Seguramente nada, pero sueño con ese momento en el que los metasistemas se caigan, en el que podamos volver al verbo hecho carne, pero, no puedo negar la paradoja de expresar mis quejas en el mismo ciberespacio que crítico...casi una estrategia rovirística o kirchneriana, na que ver loco...así que mejor ha llegado la hora de callarse y pagar...
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